El Sol se mueve de oriente a poniente. Durante el día, la sombra de una vara clavada en el suelo gira regularmente. Marquemos en el suelo la posición que ocupa la sombra a las distintas horas del día. Habremos construido un reloj de sol.
La regularidad del movimiento aparente del Sol fue observada ya por los pueblos antiguos; durante mucho tiempo fue aprovechada para determinar de forma aproximada la hora. Sin embargo, este método tenia el inconveniente de que solo podía usarse durante el día (mejor dicho, durante los días de sol). Antes de que se inventasen los relojes mecánicos, se emplearon otros ingeniosos procedimientos para medir el tiempo: por ejemplo, el nivel que alcanza el agua en un recipiente que se va vaciando lentamente, el de una vela que se va consumiendo con regularidad o el de la arena que va cayendo de un departamento al otro de un reloj de arena.