Alrededor de un Castillo medieval se ha entablado una terrible batalla entre los guerreros partidarios de Isabel la Católica y los que defienden el derecho de Juana la Beltraneja a la corona de Castilla. Es el famoso Castillo de Garci-Muñoz, y en sus proximidades va a decidirse pronto el triunfo de la reina Isabel, y con él la unidad nacional instaurada por los Reyes Católicos. Pero los enemigos de la reina se baten con denuedo y no se dejan vencer fácilmente. Muchos caballeros de uno y otro bando mueren luchando. Uno de ellos, castellanoleonés y partidario de Isabel I, cae herido de muerte ante las murallas del castillo; se trata de Jorge Manrique, hijo del conde don Rodrigo y maestre de Santiago, poeta y soldado a la vez, que canta la muerte de su padre con gran serenidad y sentimiento:
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando:
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquier tiempo pasado
fue mejor.
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar.
que es el morir:
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir.
Las Coplas por la muerte de su padre son el mejor poema lírico de la poesía medieval española. Manrique insiste en ellas en lo fugaz de esta vida, a la que compara con el río que muere en el mar, y en que todos los hombres, cualquiera que sea su condición, son iguales al llegar la muerte.
Jorge Manrique nació en Paredes de la Nava (Palencia) hacia 1440. Además de las Coplas escribió algunas composiciones amorosas y burlescas. Murió en 1479.