La Biblia nos explica que el paraíso es un lugar maravilloso en el que Dios colocó a Adán y Eva, los primeros padres de la humanidad. Tras ceder a la tentación de Satán, que se les apareció en forma de serpiente y los indujo a comer el fruto prohibido, Adán y Eva fueron expulsados del paraíso.
Sobre este tema, John Milton escribió El paraíso perdido, poema compuesto de doce cantos, que debe ser considerado como una de las obras más excelsas del ingenio humano. Entre todos los personajes que aparecen en ese poema, la figura de Satán es, sin duda, la mejor tratada. Para Milton, Satán es un ser hermoso y melancólico, con ciertas características humanas. Existe un pasaje en el que Satán, adoptando la forma de serpiente, se acerca a Eva y le habla. La mujer se maravilla al oír hablar a una serpiente y le pregunta como ha podido adquirir la voz humana y la inteligencia, que no había tenido hasta entonces.
—¡Emperatriz de este hermoso mundo! ¡Eva resplandeciente! —le responde Satán—
. Me es sumamente fácil decirte cuanto me ordenas; justo es también que seas obedecida... En un principio yo era como las demás bestias que pacen la hierba hollada por sus pies; mis pensamientos eran abyectos y tan bajos como mi pasto; únicamente podía discernir el alimento y el sexo, y no comprendía nada que fuera elevado; hasta que un día, vagando a la ventura por el campo, descubrí a lo lejos un hermoso árbol cargado de frutas matizadas de los más bellos colores de púrpura y oro. Me acerqué a él para contemplarlo y noté que sus ramas despedían un olor excelente y agradable al apetito; este olor halagó mis sentidos mucho más que el que despide el dulce hinojo, más que la ubre de la oveja o de la cabra, que deja escapar por la noche la leche no mamada por el cordero o por el cabrito, ocupados en sus juegos.
»Resolvi satisfacer en el mismo instante el vivo deseo que sentía de probar aquellas hermosas manzanas; el hambre y la sed, persuasivas consejeras, aguijoneadas por el olor de tan seductora fruta, me impulsaban vivamente a ello. Inmediatamente me levanto y enrosco mis anillos en el musgoso tronco de aquel árbol, porque para llegar a las ramas sería necesaria tu gallarda estatura o la de Adán; en torno del árbol estaban los demás animales, contemplándome; y excitados por el mismo deseo, me envidiaban, porque no podían alcanzar la fruta. Cuando conseguí llegar a la mitad del árbol, de donde pendía tan próxima y tan tentadora la abundancia, no me descuide en coger y comer hasta la saciedad, porque jamás había experimentado un placer semejante, ni en el pasto ni en la fuente.
»Satisfecha, al fin, no tarde en observar en mi un cambio extraño con respecto al grado de razón de mis facultades interiores; en breve obtuve la facultad de hablar, aunque conservaba mi forma acostumbrada...
John Milton nació en Londres en 1608, de una familia burguesa y puritana. Obras: El paraíso perdido. El paraíso reconquistado, Odas y Elegías, etc. Falleció en 1674.