Se puede economizar y guardar el dinero ahorrado en un armario o en una alcancía. Sin embargo, los que lo depositan en las cajas de ahorros reciben un pequeño tanto por ciento, que se añade al capital. Cuando necesitan el dinero, pueden retirarlo.
Las cajas de ahorros permiten a las personas ahorrativas colocar su dinero en un lugar seguro. Las cantidades ingresadas por los ahorradores modestos acaban por constituir un enorme capital, en forma de préstamos, que puede contribuir a la expansión de determinadas empresas. Estas lo devuelven incrementado con un interés, una parte del cual revierte en el imponente. Las cajas postales de ahorros tienen carácter nacional; otras, pueden tenerlo provincial o local. Sin embargo, unas y otras están fiscalizadas por el Estado.
En España, el origen de muchas cajas de ahorros está en los Montes de Piedad, que eran casas de empeños orientadas a los pobres y que no entregaban interés sobre los depósitos. Tradicionalmente, las cajas se han dedicado únicamente al fomento del ahorro mediante la captación de depósitos, por los que pagaban una tasa de interés, y a efectuar préstamos sobre el monto depósito, pero no financieros.