Es un movimiento brusco, repentino, que hacemos sin querer, para escapar de algún peligro o como reacción ante un dolor. Las picaduras, quemaduras y cortes provocan actos reflejos.
El acto reflejo o involuntario es una manifestación del instinto de conservación. Es un simple gesto, que puede salvar nuestra vida y que es producido, inconscientemente, por un centro nervioso. Ante un peligro cualquiera, la reacción irreflexiva es inmediata. Cuando el ojo se siente amenazado (por un objeto, por una luminosidad repentina, etc.), los párpado se cierran por reflejo. Algunos reflejos se deben a determinados hábitos: el conductor de un automóvil, ante una situación inesperada, frena por puro reflejo. El peatón, antes de cruzar la calle, mira a derecha e izquierda. Incluso el que nos sostengamos de pie se debe a un reflejo.