No siempre se pueden quitar las manchas de los objetos sucios lavándolos con agua. A menudo hay que añadir a esta agua un producto especial que penetra en las manchas y las hace desaparecer: es el detergente.
Los detergentes más corrientes son los jabones, cuya propiedad esencial consiste en fraccionar las manchas de grasa insolubles en minúsculas partículas, que se dispersan en el agua: los jabones emulsionan las grasas. Entre los detergentes modernos figuran varios subproductos del petróleo, presentados en forma de gránulos blancos, en ocasiones perfumados y generalmente impregnados de un producto fluorescente que proporciona a la ropa blanca, una vez seca, un brillo especial. No deben confundirse los detergentes con los disolventes, empleados en el lavado en seco.