La recepcionista recibe. informa y guia a los clientes de los comerciantes, a los usuarios de las administraciones y a los visitantes de las exposiciones que. a menudo, se hallan desorientados o desalentados por las formalidades.
El solemne portero que guardaba las entradas de los organismos públicos o privados ha debido ceder su plaza a la gentil recepcionista. Esta, vestida con un uniforme agradable, elegante y moderno, ofrece una simpática imagen del establecimiento en el que trabaja. Pero su función no es solo esta: la recepcionista conoce la organización y las costumbres, la disposición y los horarios de las dependencias; por eso informa a los visitantes, rellena formularios, organiza citas, orienta hacia el servicio adecuado y hace agradable la espera, si es necesaria. Este trabajo solo es conveniente para las personas muy jóvenes, ya que exige gran tensión nerviosa; además es indispensable una buena cultura, palabra fácil y excelente educación. Las plazas fijas son escasas, pero, en cambio, las de temporada son abundantes y están bien remuneradas.