La azafata cuida de los pasajeros en los aviones en vuelo. Los recibe, cuida de su comodidad, sirve las comidas y ayuda a cumplir con las formalidades administrativas.
Este es uno de los trabajos que gozan de mayor prestigio entre las mujeres modernas y puede ejercerse entre los veinte y los cuarenta años. Existen plazas permanentes de azafata, y la creación de nuevos puestos de trabajo es lenta. La azafata, además de dinamismo, valor, buena educación y conocimiento de, al menos, dos lenguas, debe responder a ciertas normas estéticas: su talla no debe ser inferior a 1,58 m ni superior a 1,72 m y su peso, en proporción con su altura, puede oscilar entre 47 y 64 k. A bordo prepara y sirve las comidas, comenta el viaje, ayuda a preparar la documentación y lleva la contabilidad de los servicios de a bordo. La azafata vuela de veinte a veintidós días mensuales, de los cuales más de la mitad los pasa fuera de su país; esto hace que su vida de familia se vea muy perturbada.