Los micrófonos permiten obtener corrientes eléctricas variables a partir de ondas sonoras. El más utilizado sigue siendo el micrófono de carbón (equipa todos los aparatos telefónicos), en el que la resistencia eléctrica de los granos de carbón varía cuando vibra una membrana por efecto del sonido.
En radiodifusión se utilizan otros tipos de micrófonos. Entre ellos cabe citar: el micrófono electrostático, constituido por una armadura fija y un diafragma metálico, y que actúa por variación de la capacidad; el micrófono electrodinámico, en el que un conductor, puesto en movimiento por las ondas sonoras, vibra dentro de un intenso campo magnético y es recorrido entonces por una corriente inducida cuyas variaciones corresponden al del sonido; el micrófono piezoeléctrico, de cristal de cuarzo. El micro se ha convertido en un órgano particularmente reverenciado, y los constructores le han conferido una exquisita sensibilidad, una fidelidad perfecta.
Un micrófono es direccional cuando su respuesta presenta un máximo acentuado para una o varias direcciones de la onda acústica incidente. Es omnidireccional cuando su respuesta es independiente de la dirección en la que le llega la onda sonora. Los médicos disponen de micrófonos especiales para estudiar los latidos del corazón o para auscultar los pulmones y los bronquios.