HASTA no hace muchos años, la mayoría de los medicamentos consistía en tisanas, infusiones, cocimientos de plantas herbáceas, o partes de plantas. En los escaparates de las farmacias se encontraban, alineados, vasos y tarros que contenían hojas, flores, extractos y destilaciones extrañas de una infinita variedad de vegetales. El mismo farmacéutico, siguiendo las indicaciones del médico, fabricaba el medicamento mezclando dosis de hierbas o extractos.
Poco a poco fueron apareciendo las primeras "especialidades", es decir, medicinas fabricadas químicamente en laboratorios. Finalmente, en las farmacias los vasos fueron substituidos por un conjunto de cajas conteniendo píldoras, cápsulas y líquidos ya preparados para su empleo.
¿Ha desaparecido, entonces, la costumbre de servirse de los vegetales para curar nuestras enfermedades? Prácticamente, no. Muchas medicinas "en caja" se fabrican con los principios activos de las plantas. Estos medicamentos que podríamos llamar de origen vegetal, se denominan "galénicos", del nombre del eximio medico griego de la antigüedad: Galeno
En la actualidad, la industria ofrece los medicamentos ya preparados, con sus dosis exactas. Pero quien desea actuar por su cuenta, sin efectuar compras, no tiene mas que buscar la hierba en el bosque o en el prado. Además, realizaría un saludable paseo en beneficio de su cuerpo y de su mente, predisponiéndole, así, al "prodigio" de la curación.
Pero hay que tener en cuenta que la mayoría de las plantas medicinales se vuelven nocivas, y a veces mortales, si se usan en dosis fuertes. Por consiguiente, puede recogerlas y usarlas solo quien conoce bien todas sus propiedades y las dosis.