Para conducir un automóvil hay que obtener un permiso de conducción. Los profesores de las escuelas de manejo enseñan en clases prácticas y teóricas a las personas que deben pasar el examen.
El examen para obtener el permiso de conducir es cada año más difícil. A los candidatos se les exige un perfecto conocimiento del código de circulación y un dominio absoluto del vehículo. Por tanto, el profesor ha de ser un conductor particularmente experto, al mismo tiempo que un pedagogo capaz de transmitir sus conocimientos. El profesor debe tener sangre fría para estar al lado de un nervioso novato al volante. En algunos países ya en la primera lección, tras haber explicado el manejo del automóvil al alumno, confía el volante a éste. Aunque prodigándole consejos u observaciones, lo deja conducir... no a mucha velocidad, pese a lo cual no desaparecen los riesgos. Para prevenir accidentes, el profesor dispone de un doble pedal de freno y de embrague que puede emplear en caso de urgencia.