Las sociedades privadas que explotan y mantienen algunas autopistas emplean cobradores para percibir los derechos de paso o de peaje pagados por los automovilistas.
Para circular por algunas vías de comunicación privadas, hay que satisfacer un canon proporcional al servicio prestado. Así ocurre en determinados puentes, túneles o carreteras, o en las autopistas privadas. Este derecho permite a la sociedad propietaria recuperar las inversiones que ha dedicado a los trabajos de construcción, remunerar a su personal, conservar el buen estado de la vía de comunicación u obtener un beneficio. El cobrador, encerrado en su estrecha cabina a la entrada de la autopista, entrega al automovilista un comprobante que indica el lugar de entrada y la categoría del vehículo. A la salida, el conductor devuelve a otro cobrador el comprobante, junto con el dinero que éste o una máquina electrónica le señala.