La catedral de Sigüenza era, antes de la guerra civil española, uno de los monumentos artísticos más notables de la península. Durante la contienda sufrió tales daños que posteriormente tuvo que ser reconstruida casi totalmente.
Entre los edificios de Sigüenza hay que destacar, ante todo, la catedral, que empezó siendo románica en el siglo XII para acabar convirtiéndose en un venerable monumento gótico que se adelantó en su conclusión a las grandes basílicas de León, Burgos y Toledo. El edificio es rudo en su aspecto exterior. La fachada principal tiene tres puertas precedidas de un espacioso atrio, en el cual aparecen leones y otras figuras de piedra. Enmarcan dicha fachada dos sólidas torres almenadas, que se comunican por una balaustrada de piedra. El interior esta formado por tres naves; las laterales, iguales en amplitud a la central, pero de menor altura. Destacan en el los magníficos retablos del altar mayor y de santa Liberada, la silleria del coro y la capilla de Reliquias.