La feliz idea de recurrir a un disco como soporte de registro sonoro corresponde al poeta y fecundo inventor Charles Cros, que lo comunicó a la Academia de Ciencias de París en una carta fechada en abril de 1877. Esta idea fue puesta en práctica por el norteamericano Emil Berliner, cuya patente, obtenida en 1887, se refería a un procedimiento de registro sobre un disco de cine. Los primeros discos comerciales, que giraban a 70 revoluciones por minuto, solo proporcionaban dos minutos de audición. Eran de ebonita, y tenían un diámetro de 17 cm.
A fines del siglo XIX, Berliner adoptó una composición a base de baquelita que, mas fácil de prensar, fue prácticamente el único material utilizado hasta la aparición de los discos microsurcos de vinilo (1948). La industria fonográfica debe mucho a la industria de los plásticos. En la actualidad, la grabación de los discos de vinilo no se realiza, como al principio, en profundidad, sino lateralmente, y la profundidad del surco es siempre constante, 'cosa que proporciona mejores resultados. La grabación del disco comienza por la parte exterior y el sentido de rotación adoptado es el de las agujas de un reloj. Los discos difieren según la materia de que están fabricados y pueden ser flexibles (recubiertos con un compuesto celulósico que permite la grabación directa) o duros ( de baquelita o de vinilo, y obtenidos por prensado en caliente en una matriz metálica). Difieren también por su diámetro y por el del agujero central, así como por su velocidad de rotación (y de ahí los motores de diversas velocidades de los tocadiscos), que ha pasado de 78 1/4 revoluciones a 45, 33 1/2 y 16 revoluciones por minuto.
La anchura del surco no es siempre la misma, y tampoco lo es el paso de la grabación; es decir, el número de surcos por centímetro: surco de 150 micras de ancho y 35 surcos por centímetro en las grabaciones "standard"; ancho de 60 y 70 micras y 100 surcos por centímetro, en el caso del microsurco. Este último sistema permite obtener una larga audición, que puede durar 30 minutos, hecho muy apreciado por los melómanos, que pueden escuchar obras largas sin enojosas interrupciones.
Además, el sonido de fondo de los microsurcos es mas débil, son mas resistentes (casi irrompibles) y su peso es menor. Pero. ¡atención!, debido a que se electrizan con facilidad, atraen el polvo, que constituye una fuente de molestos ruidos.