El laminado transforma el metal en bruto en planchas, raíles y perfiles. Esta operación, esencial en la gran metalurgia, la realiza el laminador, en frío o previo calentamiento, con ayuda de potentes maquinas.
En las grandes empresas siderúrgicas, los laminadores mas perfeccionados son los trenes laminadores continuos de chapa en caliente. El acero calentado en un horno Pit es aplastado progresivamente por series de cilindros de fundición que giran en sentido contrario. Este acero puede seguir diversos circuitos hasta llegar a la salida del laminador, donde aparece en las distintas formas deseadas por la industria de transformación. Cuando el laminador produce chapa, esta se enrolla a la salida a la sorprendente velocidad de 90 kilómetros por hora. El laminador ha de vigilar las temperaturas, las velocidades, las presiones y la abertura entre los cilindros. Los modernos aparatos de medición simplifican la tarea que, sin embargo, es dura e ingrata.