Cualquier persona sangra al cortarse. Mientras decide si llora o no, la sangre de la herida empieza a formar una masa gelatinosa, un coágulo. Con esto se detiene el sangrado. Una vez que se forma la costra, debajo de esta hay células especiales, llamadas fibroblastos, que se mueven hacia la herida y la empiezan a reparar con un tejido fibroso que se llama tejido cicatrizal. Después, nuevas células de la piel comienzan a "tender un puente" entre los bordes de la herida, debajo de la costra, y esta se cae cuando la herida ha cicatrizado.