En los templos, los sacerdotes cuidaban de las estatuas de los dioses y diosas grieqos, mientras que la gente corriente los adoraba desde el exterior. Los griegos construían estatuas y templos para complacer a los dioses porque creían que eran como las personas, en sus días malos y buenos, sus peleas y sus fiestas. Creían que había que tenerlos contentos para que velaran por ellos.