Después de tragarla, la comida pasa al estómago. Durante unas cinco horas, los líquidos del estómago descomponen la comida en fragmentos, que pasan al intestino delgado. Allí, los fragmentos son ya tan pequeños que pueden pasar a la sangre. La sangre lleva la comida digerida por todo el cuerpo, mientras que los fragmentos que no se necesitan van al intestino grueso. Y de allí, al baño...