El Louvre es uno de los más famosos y ricos museos del mundo, pero debe también en parte su celebridad al hecho de haber sido durante largos años sede de la familia real francesa.
El castillo, construido por Felipe Augusto en la ribera derecha del Sena, fue transformado por Carlos V en residencia real. Pero Francisco I mandó destruirla para edificar en su lugar un nuevo palacio que Enrique IV, Luis XIII, Luis XIV, Napoleón I y Napoleón III ampliaron y embellecieron sucesivamente. Después de la Revolución francesa se convirtió, parcialmente primero y después en su totalidad, en museo nacional. Comprende seis departamentos: antigüedades orientales, egipcias, griegas y romanas, pinturas y esculturas. Tiene numerosos anexos exteriores y diversos servicios de estudio e investigación. Para admirar las obras reunidas en el museo del Louvre se necesitaría, en verdad, disponer de mucho tiempo, tal vez de años...