¿Quién es considerado el fun­dador de la astronomía mo­derna?

   Huyendo de la persecución religiosa desencadenada contra los protes­tantes, en octubre del año 1600 Johannes Kepler se refugió en Praga. A la sazón, Kepler era ca­tedrático de Matemáticas y As­tronomía en el seminario protes­tante de Graz, en Austria; sus cono­cimientos de astronomía se los debía a su primer maestro, Tycho Brahe, y éste ejercía ahora en Pra­ga como astrónomo imperial. No podía haber, pues, mejor lugar para Kepler que la actual capital de Che­coslovaquia. Al amparo de la corte, Kepler se instaló como ayudante del ilustre astrónomo danés y, al morir éste el año siguiente, le sucedió en su cargo.

   Sería en Praga donde J. Kepler descubriría sus dos primeras leyes sobre el movimiento de los astros, publicadas en 1609 en la obra que le haría inmortal: Astronomia Nova. La primera de estas leyes afirmaba que todos los planetas describen ór­bitas elípticas, en uno de cuyos fo­cos se encuentra el Sol. La segunda decía que el radio vector que une al Sol con cada planeta recorre áreas iguales en tiempos iguales. Su ter­cera ley tardaría aún diez años en ser formulada: en 1619, siendo ca­tedrático de Matemáticas en Linz, Kepler publicó su Harmonices Mundi, Libri V, obra en la que establecía que los cuadrados de los tiempos empleados en sus revoluciones por los planetas son proporcionales a los cubos de sus distancias al Sol. Las tres famosas leyes de Kepler sobre el movimiento planetario, de­bidas en gran parte a las observa­ciones de su maestro Tycho Brahe, venían a establecer las bases de la astronomía moderna y habrían de servir a Newton para determinar las leyes de la gravitación.

   Johannes Kepler, nacido en la loca­lidad alemana de Weil en 1571, tuvo una existencia de escasas compen­saciones materiales, en contraste con sus logros en el terreno científico; su vida familiar fue des­dichada, se vio siempre acosado por la pobreza y perseguido por sus creencias religiosas. A pesar de ello, tuvo tiempo, aparte de sus es­tudios astronómicos, para explicar la reflexión luminosa y determinar las leyes del poder amplificador de los telescopios, los cuales recomen­dó que fueran construidos con dos lentes convexas. Asimismo, se le puede considerar entre los funda­dores del cálculo infinitésimal. Tras haber tenido que buscar refu­gio a causa de la guerra, en la ciudad de Ulm, pasó en 1626 a es­tablecerse en Ratisbona, donde murió el año 1630.