Este fue un avión inglés, un hidroavión muy potente llamado Supermarine S6B. En los últimos años de la década de 1920 y los primeros de la década de 1930, el premio más alto a que se podía aspirar para la velocidad en el aire, era el Trofeo Schneider. El Supermarine S6B ganó el premio, con una velocidad de 560 kilómetros por hora imponiendo el récord mundial de velocidad que se mantuvo hasta la Segunda Guerra Mundial.
El Supermarine S6B fue muy importante para los británicos en la Segunda Guerra Mundial. Este hidroplano ganador del récord, fue el precursor inmediato del avión de combate más famoso de la Segunda Guerra Mundial, el Spitfire, que se construyó ocho años después del S6B.