QUÉ ES LA TOSFERINA
La tosferina, llamada también "coqueluche", tos convulsa o tos perruna, es una enfermedad infecciosa producida por un microorganismo (bacteria, protozoario o virus). En este caso se trata de una bacteria, que se encuentra en la saliva o en las secreciones catarrales de la persona enferma; es contagiosa, vale decir que se transmite con facilidad de una persona a otra, de varios modos. La tosferina es una enfermedad de la infancia, porque ataca a los niños en los primeros años de su vida, pero, aunque más raramente, puede atacar también a los adultos. CÓMO SE ENFERMA EL NIÑO El niño se enferma cuando el bacilo de la tos convulsa penetra en su organismo. Esto puede suceder de dos distintas maneras, que son las siguientes: Por vía aérea: las microscópicas gotitas de saliva emitidas por un enfermo que tose, son inhaladas por el niño, y las bacterias penetran, de ese modo, en el organismo.
Por contacto: cuando el niño se pone en contacto con un enfermo de tosferina, o con algún objeto que ha tenido algún roce con aquél, sobre todo en las zonas afectadas.
LA INFECCIÓN
Al entrar en el organismo a través de la boca o la nariz, las bacterias se establecen en las vías respiratorias superiores, esto es en la laringe, en la tráquea y en los bronquios. Allí desarrollan la actividad dañina de los gérmenes patógenos: emiten toxinas, esto es, sustancias perjudiciales para nuestro organismo, que irritan e inflaman las partes atacadas, producen malestar general, inapetencia (esto es pérdida del apetito) y una ligera fiebre. El período de incubación de la tosferina dura entre cinco y quince días, después del cual se inicia el de invasión, que se caracteriza por la aparición de los síntomas propios de la enfermedad, el cual, a su vez, suele subdividirse en tres etapas.
Período catarral: el niño aparece con catarro ligero, tos, a veces con expectoración y enrojecimiento de la garganta; al mismo tiempo hay malestar general, inapetencia y fiebre ligera. Estos síntomas, que duran entre diez y quince días, pueden parecer los de una simple bronquitis o traqueítis. Pero si estos síntomas perduran y la tos se hace insistente, debe sospecharse la enfermedad.
Período convulsivo: es el verdadero período de estado de la enfermedad; la fiebre generalmente cede y comienzan los accesos de tos violentísima, espasmódica, separados por intervalos libres de molestias. Los accesos de la tos convulsa son característicos; los golpes de tos son seguidos por una inspiración fuerte, sonora y sibilante. En los casos más graves de tosferina sobrevienen pequeñas hemorragias en la conjuntiva (membrana que recubre la cara interna de los párpados y la parte anterior del globo ocular) y en la nariz; a menudo se producen vómitos. Los accesos duran de uno a dos minutos, cesando luego en forma brusca. Su número varía entre quince y veinte por día, pero felizmente, en muchos niños se producen solamente dos o tres en 24 horas. El período convulsivo es generalmente largo: dura habitualmente entre 20 y 40 días.
c) Período de declinación: este marca la terminación de la enfermedad de la tosferina; se caracteriza por el distanciamiento entre los accesos de tos, y la aparición de un leve catarro.
CÓMO SE TRATA LA TOSFERINA
Es sobre todo necesario prevenir la enfermedad, manteniendo al niño lejos de los enfermos de tosferina. En nuestros días, el tratamiento de la tos convulsiva no es aún eficaz en todos los casos. La profilaxis, esto es la prevención de la enfermedad, se lleva a cabo con inyecciones de vacuna, pero su acción dura poco tiempo, y disminuye luego lentamente. El tratamiento se basa hoy en el uso de los antibióticos (estreptomicina, cloranfenicol, etc.), unidos a sustancias balsámicas y sedantes. También se utilizan vacunas, preparadas con bacilos de la coqueluche, unidos a sustancias que provocan la formación de elementos defensivos contra la infección.
COMPLICACIONES DE LA TOSFERINA
La tos convulsiva puede dar fácilmente lugar a complicaciones, especialmente en los niños muy pequeños o en aquellos en mal estado de salud. Estas complicaciones son: convulsiones, somnolencia, bronquitis graves, bronconeumonía, enfisema (rotura de tabiques que separan los alvéolos pulmonares), etc. La fiebre, durante el período convulsivo, puede hacerse irregular, y es, generalmente, indicio de una complicación.