¿Cuál es la función de los silos?


   Los grandes silos para cereales se alzan en el campo con aires de catedral. Gene­ralmente no se tiene una idea de su com­plejidad interior.
   Los medios más modernos son puestos a contribución para asegurar la buena con­servación del grano, que se les confía en cantidades considerables. Los silos están divi­didos en celdas de forma y de distribución variables: de sección cuadrada, rectan­gular, circular, poligonal: agrupadas en filas, dispuestas en corona o en forma reticular, etc.
   El almacenaje puede ser efectuado en sa­cos o a granel. Este último sistema es el más comúnmente utilizado, y para ello se dispone de depósitos distribuidos en pisos, en los cuales el grano se desplaza por gravedad.
   Un silo para cereales dispone siempre de un almacén que permite guardar, bajo vigilancia, las partidas dudosas, y que sirve para preparar las expediciones y con­servar el material de manutención y en­sacado.
   El conjunto requiere unas instalaciones mecánicas importantes: transportadores horizontales (tornillo de Arquímedes, transportadores de correa o de cadena), transportadores verticales (elevadores de cangilones), distribuidores de tipo revól­ver o pendular; instalación neumática para la aspiración del grano; maquinaria de lim­pieza, de secado y de selección; control de las temperaturas y control de llenado de las celdas, etc. Todo este conjunto su­pone también una instalación eléctrica importante.
   Gracias al silo, los cereales son conserva­dos en su totalidad al abrigo de las incle­mencias del tiempo y de los estragos cau­sados por los roedores.