Los italianos fueron los primeros en idear cultivos en casas de vidrio, que permitían mantener el calor para las plantas, dándoles luz simultáneamente. No fue posible, hasta que la industria del vidrio estuvo suficientemente desarrollada, obtener este material a un precio relativamente bajo. Es así que en Versalles, desde finales del siglo XVII, en la huerta del palacio construyeron los primeros invernaderos con pinas, higos, y toda clase de vegetales exóticos.
Por consiguiente, los invernaderos fueron utilizados sobre todo para conservar las colecciones de plantas que no toleraban el clima europeo; pero recientemente se observa que se instalan grandes superficies de invernaderos destinados a la producción de leguminosas; es sorprendente la utilización de medios tan costosos para producir frutas o legumbres de consumo común, cuyo precio debe permanecer bajo. Esto se debe a que el mantenimiento de un invernadero no cuesta mucho más que el transporte, sobre todo si se toma en cuenta el hecho de que estas plantas, al estar protegidas de las variaciones del clima, tienen su producción asegurada bajo cualquier circunstancia.