Juan Bautista (Giambattista) Tiépolo (1696-1770).
En el salón del trono del Palacio Real de Madrid (España), un día del siglo pasado, contemplaba con admiración y arrobo cierta dama de rancio abolengo los espléndidos frescos que lo decoran, obra del gran pintor y brillante colorista veneciano Juan Bautista Tiépolo, que estuvo al servicio de la Corte española desde 1762 hasta su muerte. Tras un breve período de indecisión, preguntó al rey: " ¿A quién encargó Su Majestad esas pinturas tan bonitas del techo? Me gustarían unas iguales para la sala de fiestas de mi palacio". El rey le contestó, sonriente y galante, que el artista que hizo aquellas pinturas había muerto ya. "¡Qué lástima!" —exclamó la dama con disgusto. Pintor y grabador, mostró sus facultades muy niño aún, y adquirió pronto fama y fortuna. Venecia, Vicenza, Milán, Verona, Bérgamo, Wurzburgo (Baviera), Madrid y Aran juez (España) conservan espléndidas muestras de la actividad del artista, cuya gloria tuvo que resistir, durante su estancia en España, la emulación de Rafael Mengs, pintor alemán que también estaba al servicio de Carlos III. Es uno de los artistas más singulares del neoclasicismo, y lo mejor de sus obras se encuentra en los muchos frescos que pintó, desparramados por las ciudades antes citadas.
Tenía ya cuarenta años y estaba en las alturas de su fama cuando el ministro de Suecia, conde Tessin, lo requirió para trabajar en Estocolmo; mas el pintor tuvo tales exigencias económicas, que no pudieron llegar a un acuerdo. Cuando en 1761 lo llamó Carlos III a Madrid, Tiépolo accedió a los deseos del rey y se instaló en la capital de España con sus dos hijos, Juan Domingo (1727-1804) y Lorenzo (1736-después de 1772), el primero de los cuales fue un eficaz colaborador suyo y supo captar en su obra personal interesantes escenas del ambiente español de aquel tiempo. También el segundo fue un pintor distinguido.
Cuadros de Juan Bautista Tiépolo se encuentran en el Museo del Prado, de Madrid (La Concepción y San Francisco de Asís, entre otros), en el Museo del Ermitage, de San Petersburgo (El festín de Cleopatra), en la Galería Nacional de Londres (Crucifixión y Ester y Asnero), en el Museo del Emperador Federico, de Berlín (Martirio de Santa Águeda), etc.