¿Quién inventó el ajedrez?


    Existen numerosas hipótesis sobre el origen del ajedrez, ese apasionan­te juego que en la actualidad está considerado como deporte. La mayor parte de los que lo han investigado coinciden en atribuir a la India el lugar de origen del ajedrez. Y, de todas las historias y leyendas que tratan de explicar el nacimiento del juego, hay una que, por su ori­ginalidad, merece ser contada. Según el escritor árabe Alsefadir, el invento del ajedrez tuvo lugar en el siglo V a. C. y su creación se de­be a un consejero del despótico Sirham, monarca del reino de Magadha, en el norte de la India. Ese consejero se llamaba Sihisa y esta­ba muy preocupado por resolver de algún modo los problemas que planteaba continuamente el carác­ter soberbio y tiránico del rey Sirham. Llegó a la conclusión de que su señor, que había gozado de cuantos placeres y caprichos se le antojaban y que no encontraba fre­no alguno a su poder, necesitaba de alguna ocupación nueva que le mantuviera constantemente entre­tenido, de una diversión absoluta­mente original. Tras varios días y noches encerrado en su habitación, el consejero Sihisa, que era un sa­bio matemático y filósofo, creyó haber conseguido lo que buscaba: había inventado el juego del ajedrez. Sirham quedó admirado y entusias­mado, y quiso recompensar a su consejero por el invento. Con su característico orgullo dijo a Sihisa que le pidiera lo que quisiera, que él, el poderosísimo Sirham, se lo concedería. El consejero, decidido a darle un escarmiento, le respondió que se contentaba con un grano de trigo por la primera casilla del table­ro del ajedrez, dos por la segunda, cuatro por la tercera, ocho por la cuarta y así sucesivamente, dupli­cando cada vez el número de la an­terior, hasta completar las 64 ca­sillas. Al rey le pareció muy fácil sa­tisfacer la petición de Sihisa y orde­nó a su ministro que reuniera tal cantidad de trigo. La sorpresa del rey fue enorme cuando regresó el ministro para de­cirle que la petición del inventor del ajedrez era imposible de cumplir, pues no habría bastante trigo aun­que se sembrara la Tierra entera año tras año. La cantidad pedida por Sihisa, basada en una progre­sión geométrica, y que al rey había parecido un regalo ridículo, suponía la suma de 9.223.372.036.854.775.808 granos de trigo.

   Existen otras leyendas acerca de la invención del ajedrez, casi todas ellas localizándola en la India. Sin embargo, esta civilización no nos ha dejado representaciones artís­ticas o pruebas escritas acerca de este juego, cosa que sí sucede en Egipto, donde se han hallado varias pinturas en las que aparecen tableros con casillas y varias piezas semejantes a bolas, unas blancas y otras negras o rojas. Esto ha dado pie a la hipótesis de que fueron los egipcios los inventores del ajedrez, sobre todo teniendo en cuenta que este juego representa una batalla y se adaptaría más al carácter activo y belicoso de los egipcios que al indo­lente y contemplativo de los indios. El ajedrez corno se juega hoy día se inicia con el nombre del español Ruy López, verdadero fundador de la teoría del juego con su Libro de la invención liberal y arte del juego del Axedrez, publicado en 1561.