Entre los remedios más interesantes utilizados por la medicina se cuentan las plantas medicinales, que desde tiempo inmemorial proporcionan principios activos de gran importancia.
Hacia el año 1300 de nuestra era los herbolarios se dejaron influir por la extraña idea de la llamada doctrina de las signaturas. Según dicha teoría, existía una relación entre la enfermedad que una planta podía curar y la forma de las hojas, frutos y flores de la misma. Las hojas y flores en forma de corazón se aconsejaban, por ejemplo. para el tratamiento de las enfermedades cardíacas. Las cabezas de amapola curaban el dolor de la cabeza, y la pulmonaria las afecciones pulmonares. Las hepáticas se utilizaban como tónicos del hígado, pues sus hojas y su forma evocaban la del hígado. La pulpa de la nuez, semejante en su apariencia al cerebro, era aconsejada para el tratamiento de las enfermedades mentales. Hoy en día nadie cree ya en la doctrina de las signaturas, pero los científicos siguen buscando plantas medicínales y prestan especial atención a las plantas utilizadas por los curanderos y los pueblos primitivos.