LOS MONUMENTOS DE LA ANTIGUA ROMA
EN los primeros años del siglo VIII antes de Cristo, algunos pastores del Lacio se instalaron en la colina Palatina, no muy lejos de la orilla izquierda del Tíber. A la pequeña aldea le dieron el nombre de Roma. Seguramente, no se imaginaron que un día su villorrio se convertiría en la ciudad más grande y poderosa del mundo. En el siglo III de nuestra era, época de la máxima expansión del imperio, la parte habitada de Roma tenía un perímetro de veinte kilómetros y una población que oscilaba alrededor de los dos millones de habitantes.
EL FORO ROMANO
En el siglo IV de nuestra era existían en Roma quince "foros" construidos por los emperadores. Son los foros imperiales de Augusto, de César, de Trajano, etc. Pero el nombre de foro romano o simplemente de foro designaba más antiguo, emplazado a los pies de la colina Palatina y cruzado por Vía Sacra. A los lados de la Vía Sacra se levantaban les templos más venerados; por ella pasaban los cortejos triunfales que se dirigían al Capitolio
El foro (plaza pública) era el corazón de Roma, e incluso el corazón del imperio romano. Allí se daban cita ciudadanos de toda clase. Podían allí verse magistrados y ciudadanos importantes vistiendo sus togas; entre la muchedumbre que se congregaba especialmente hacia la hora quinta (aproximadamente las once) se veían también hombres del pueblo que vestían su túnicas y esclavos con la cabeza rasurada, griegos y orientales.
En la Curia los senadores dictaban sus leyes; en los distintos ministerios se trataban los asuntos del Estado; en la Basílica de Majencio se discutían los pleitos y se regulaban, como en una moderna "bolsa", los precios de las materias primas más importantes. Una gran parte del pueblo se divertía y paseaba; unos acudían al Tribunal, otros curioseaban, charlaban o escuchaban las últimas noticias sobre política. Muchos fieles devotos presenciaban en los templos los sacrificios ofrecidos en honor de las divinidades.