Los grandes descubrimientos científicos que han llevado a la humanidad al actual progreso en todos los campos, en el pasado fueron casi siempre el fruto de investigaciones individuales. Hoy, en todos los campos de la cultura, y sobre todo en la ciencia y la técnica, se experimenta la necesidad de extender la complicada labor de investigación a un número cada vez mayor de personas que se han preparado para ello mediante profundos estudios. Los motivos de este distinto planteamiento de la investigación científica son varios. Ante todo, es fácil comprobar que dicha investigación ha adquirido un papel decisivo en la vida de toda la humanidad: pensemos, por ejemplo, en el problema de la supervivencia de determinados pueblos que podrían hallar una fuente de vida en una agricultura más avanzada; o en la lucha contra las enfermedades; o en las enormes posibilidades de aprovechamiento de riquezas naturales hasta ahora no utilizadas... En segundo lugar, el avance de la ciencia ha ocasionado problemas de enorme alcance, cuya solución sólo será posible a través de un colosal esfuerzo colectivo de investigación.