¿Cómo nació la mandioca según la leyenda?


La mandioca es una raíz de elevado poder tóxico, pero los indios del Amazonas han descubierto el medio de que resulte comestible, convir­tiéndola en su principal alimento. Su nombre, que en lengua tupi sig­nifica «casa de Maní», se halla rela­cionado con una leyenda. Narran los indios que Maní era una niña blanca y hermosísima, cuya madre era hija de un jefe. Al cumplir un año, Maní murió y toda la tribu acudió a llo­rarla a la cabaña donde la habían enterrado. Y he aquí que de la tum­ba surgió una misteriosa planta. Los pájaros que se alimentaban de sus frutos parecía como si se embriaga­ran. Un día se abrió la tierra dejan­do al descubierto un tubérculo blan­co en el que los tupi reconocieron el cuerpecillo de Mani. Se lo comie­ron y la llamaron mandioca. El método para librar a este tubércu­lo del veneno es muy laborioso y es­tá encomendado a las mujeres. Ra­llan la mandioca por medio de unas tablillas especiales, provistas de dientes de piedra, y después estrujan la pulpa, haciéndola pasar por un filtro de fibras vegetales y some­tiéndola a numerosos lavados. Fi­nalmente, formando con la pasta obtenida grandes panes, la provisión de mandioca se pone a secar sobre los tejados. Si se la masca y se ha­ce fermentar, la mandioca propor­ciona una bebida embriagadora.