Plantas que se mueven Por inmóviles que parezcan, las plantas se mueven continuamente. La mayoría de sus movimientos resultan del crecimiento, y Carlos Darwin, en el siglo XIX, descubrió que las partes vegetales que crecen, incluso las raíces, al alargarse describen una espiral. La velocidad de formación de la espiral en la planta varía mucho de una parte a otra; es grande en un zarcillo, pero mucho menor en una raíz. El movimiento por crecimiento está regulado internamente, pero otros movimientos de las plantas, los tropismos, obedecen a estímulos externos. Así, los tallos y hojas se vuelven hacia la luz.
Una enredadera que trepa por una pared de piedra o por el tronco de un árbol, dispone sus hojas perpendicularmente a la luz formando un mosaico, que se superpone poco, de modo que cada una ofrece al sol la mayor superficie posible. La gravedad estimula a la enredadera a subir y, a la vez, a que ahonden sus raíces. Los movimientos que hace la planta para trepar por el muro responden a los estímulos de contacto con las piedras.