La vasta cantidad de agua retenida por un embalse puede accionar las enormes turbinas de una hidroeléctrica. El agua de un embalse también puede ser utilizada para regar las regiones donde no llueve mucho por medio de canales y, por último y no menos importante, la presa puede regular el curso de un río reteniendo las aguas de las crecidas y liberándolas en los meses de sequía.
Los embalses o presas se construyen en los cursos importantes de agua o en lagos y constituyen reservas de energía latente. El agua acumulada de las presas son utilizadas según las necesidades de la región, ya sea para regar las tierras cultivables, para evitar en las tormentas las crecidas de los ríos al regular su curso. La energía en potencia en esta gigantesca masa de agua se convierte también en energía motriz en las centrales hidroeléctricas.