Las aguas minerales por lo general provienen de fuentes termales, alimentadas por aguas que se desplazan por las profundidades de la tierra, y que afloran a la superficie del suelo tras haber disuelto sales minerales, a lo largo de su recorrido a través de las fisuras de las rocas. Estas aguas son más o menos picantes según la cantidad de gas carbónico que contienen en disolución.
Existen algunas aguas minerales que no tienen este sabor picante. Las que pican contienen gas carbónico que forma pequeñas burbujas, que vemos subir a la superficie del agua en un vaso. Estas burbujas son las que lan esta sensación de picor sobre la lengua, cosquillean y, al estallar, irritan la nariz » del bebedor precipitado.