El avión acaba de cruzar la «barrera del sonido».
El ala de un avión comprime el aire situado ante ella; la presión depende de la velocidad del avión, y produce unas ondas esféricas tangentes interiormente entre si cuando el avión alcanza la velocidad del sonido. El avión que va a atravesar esta «barrera del sonido» está sometido a enormes presiones, puesto que es objeto de una considerable acumulación de energía. En este momento se produce el «bang», verdadero «paquete» de energía vibratoria, comparable a un cañonazo, capaz de romper los cristales.
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