Los primeros globos consistían de una gran bolsa inflada a la que se adjuntaba una cesta abierta, o góndola por medio de cuerdas. Para hacer que el globo se elevara más alto en el aire, el "piloto" aligeraba su peso dejando caer sacos de arena, que estaban asegurados a los lados de la góndola. Para hacer que el globo descendiera, se abría una válvula dejando salir un poco de gas. Cuando el globo se elevaba en el aire no había manera de controlar su vuelo. Una vez en el aire, el globo
— y los hombres con él
— estaban a merced de los vientos.
En cambio, el dirigible si puede ser dirigido. Se compone de un gran globo alargado, lleno de gas con una góndola integrada al cuerpo de la nave donde van los pasajeros y la tripulación. El dirigible aparte de aprovecharse del viento, también hace uso de motores con hélices. Los primeros dirigibles utilizaban un peso deslizante para hacer que la aeronave fuera hacia arriba o hacia abajo. Empujando el peso hacia la parte frontal movía la nariz de la aeronave hacia abajo; por el contrario, deslizando el peso hacia la parte posterior hacía que la nariz apuntara hacia arriba. Más tarde, los dirigibles utilizaron las aletas horizontales de cola para dirigir su movimiento ascendente y descendente. Las aletas verticales de cola se utilizan para dirigir a derecha e izquierda.