El escape es el cuarto ciclo del funcionamiento de un motor de explosión. Los gases quemados, al salir de los cilindros, son evacuados en la atmósfera, a partir de un colector, por un largo tubo dispuesto bajo la carrocería y que desemboca en la parte trasera del automóvil. Una parte de este tubo, más ancha, constituye el silenciador, provisto de unos deflectores en donde los gases se enfrían al mismo tiempo que terminan de expandirse (al expandirse, todo gas desprende calor). De este modo, cuando los gases son proyectados al exterior llegan con la presión, la temperatura y, también, el ruido, debilitados. No obstante, existe un inconveniente: el silenciador hace perder potencia.