Antonio Stradivarius nació cerca de Cremona, en una aldea del norte de Italia. Cuando tenía aproximadamente doce años de edad, entró como aprendiz en el taller de Nicolás Amati, un famoso constructor de violines de Cremona. Stradivarius aprendió rápidamente el oficio, terminó su aprendizaje poco después de los veinte años, y entonces, empezó a poner su propio nombre en sus violines. Su firma aparecía siempre en latín. Hasta el año 1730, escribía su nombre Stradiuarius, y luego, lo cambió por Stradivarius. Hizo también violas y violonchelos.
Stradivarius se casó dos veces. De sus once hijos, dos varones, Francisco y Homobono trabajaron activamente con él haciendo violines. Stradivarius continuó trabajando en el taller de Amati hasta que el viejo maestro murió en el año 1684. Entonces, se decidió el artista a instalar un taller en el piso bajo de su propia casa.
Los primeros violines hechos por el artista eran parecidos, por su diseño, a los de Amati; pero hacia el año 1690, empezó Stradivarius a aumentar la longitud y la anchura de sus instrumentos. El nuevo tamaño dio a los violines un tono más fuerte. Obscureció también el barniz de los instrumentos cambiando el amarillo por un color ámbar de más intensidad. Hacia el año 1700, Stradivarius volvió a su anterior modelo de 14 pulgadas. Sus violines de este período se caracterizan por arcos bajos, curvas suaves y agujeros de sonido próximos. Tienen tonos llenos, ricos, resonantes, que nunca han sido superados.
Antonio Stradivarius trabajó hasta su muerte, y vivió noventa y tres años. Tan grande era su habilidad, que los violines que hizo en su último año eran casi iguales a los mejores. En esa época, cobraba un buen precio por su trabajo, pero el valor de un buen Stradivarius ha aumentado enormemente: hoy, su precio puede tasarse en los millones de dólares. Muchos de sus violines ostentan nombres que les han dado sus poseedores. Entre los más famosos Stradivarius, figuran el Alard, el Paganini y el Sarasate. El Piatti fue su violonchelo más famoso.