Las bacterias tienen diferentes capacidades de supervivencia, dice Jeri Barak, profesor asistente de patología vegetal de la Universidad Wisconsin-Madison. Muchas especies de bacterias viven normalmente en el suelo o el agua, pero algunas de las que viven en el tracto intestinal humano muestran una gran longevidad fuera del cuerpo.
La salmonella, que provoca lo que a veces llamamos "intoxicación por alimentos", puede vivir más de 400 días en el suelo. Y cuando se seca en un portaobjetos de laboratorio, la salmonella llega a sobrevivir durante casi tres años, dice Barak, que estudia la contaminación por salmonella en las verduras, una causa creciente de enfermedades gastrointestinales.
Sin embargo, la E. coli, otra residente de la zona intestinal, tiende a morir más pronto si se la expone a la intemperie.
Muchas bacterias forman esporas — "semillas" resistentes y durables que pueden soportar las condiciones más extremas. Las esporas de ántrax respiratorio, como las usadas en los bio-ataques terroristas de 2001, pueden sobrevivir durante muchos años.
Las condiciones ambientales también afectan a la supervivencia, añade Barak. Por ejemplo, las bacterias que causan la tuberculosis no resisten la luz ultravioleta. En contraste, las bacterias que viven en las plantas poseen pigmentos que bloquean los rayos ultravioleta, lo que les permite prosperar en la luz del sol.
Finalmente, las bacterias pueden formar comunidades llamadas "biofilms" (biopelículas) que aumentan enormemente su capacidad de sobrevivir en condiciones adversas. Las biopelículas pueden representar un problema mayor en los catéteres y otros dispositivos médicos, ya que las medidas de higiene que causan la muerte de las bacterias situadas en la capa externa no pueden afectar a aquellas situadas más profundamente en el interior del biofilm.