Esta idea viene de la rigidez que adquiere una persona poco después del momento de su muerte. Conocido este proceso como rigor mortis, consiste en la contracción de los músculos del cuerpo, causada por la retención en las células de iones de calcio. Al mantenerse rígidos los músculos, el cadáver parece resistirse a ser movido y, por ello, su cuerpo se hace más pesado.