¿Cuál fue el origen del halo que se ve en las representaciones de los santos?


   Aunque sorprendente, el halo tiene un origen pagano y herético. Centenares de años antes de Cristo, los indios decoraban sus cabezas con una corona de plumas. Hacían esto para simbolizar su relación con el dios-sol: su propio "halo" de plu­mas representaba el círculo de luz que distingue a la brillante divini­dad en el cielo. En verdad, la gente creía que adoptando esta "aureo­la" los hombres se transformaban en una especie de sol ellos mismos y por lo tanto en un ser divino.
   Más tarde, los emperadores romanos, que se consideraban a sí mis­mos divinos, usaban en público una corona imitando la esfera de luz del sol.
   La necesidad de preservar objetos de arte también contribuyó al desa­rrollo del halo. Las estatuas no se guardaban en los museos sino que se exponían al aire libre, lo cual las deterioraba. Para protegerlas de los excrementos de los pájaros, la lluvia y la nieve, se les colocó una placa circular —ya sea de madera o de bronce— sobre sus ca­bezas.