Hay cuatro ingredientes básicos que están en la "receta" para hacer tierra: pequeños trozos de roca, plantas y animales en descomposición, agua y aire.
Cuando pequeños trozos de roca se desprenden de otros más grandes, forman la base de todo el suelo. Este resquebrajamiento puede producirse de varias maneras: a través de la acción de los glaciares empujando grandes rocas por el suelo; a través de la acción de productos químicos en el agua que corroen las rocas; a través de los cambios de temperatura que causan que el agua se congele en las rocas y que se abran grietas en éstas; a través de la fuerza del viento arrojando arena y guijarros contra las rocas, y mediante la acción de las raíces de las plantas que con el tiempo pueden resquebrajar aun las rocas más duras. Este material de roca se le llama material parental del suelo.
Cuando una planta o un animal muere, sus restos son atacados por las bacterias que los descomponen. Esta materia en descomposición se combina con el material parental y le proporciona al suelo muchos nutrientes necesarios para el crecimiento de nuevas plantas.
El agua y el aire llenan los espacios entre la tierra y la materia en descomposición que proveen lugares para que vivan los pequeños insectos del suelo y para que las raíces de las plantas crezcan.