En 1986, a la edad de 2 años, Michelle Funk estaba jugando cerca de su casa en Salt Lake City con su hermano. Los dos niños estaban jugando cuando ella resbaló y se hundió en el agua.
Por 66 frenéticos minutos su madre, vecinos y paramédicos trataron de encontrarla.
Cuando por fin se le encontró, ésta no tenía pulso cardiaco y su temperatura central era de sólo 22 grados C.
La niña fue llevada inmediatamente al Children's Medical Center, donde una máquina empezó a dar calor a su sangre. Cuando la temperatura llegó a los 35 grados C su corazón empezó a latir y la pequeña abrió los ojos.