Los primeros acueductos que se construyeron eran conductos excavados en el suelo por los que se llevaba agua a las ciudades. Los había tan grandes que era posible navegar en ellos. Los acueductos también se elevaban por encima del suelo para cruzar valles. El primer gran acueducto del que se tenga noticia fue construido por los asirios en torno a 700 a. C. Tenía una altura de 10 m y una longitud de 300 m y llevaba agua a la ciudad de Nínive, en Oriente Próximo.