Una central hidroeléctrica convierte la energía natural del movimiento del agua en electricidad. En muchos casos se construye una presa que interrumpe el curso de un río y acumula el agua en un embalse. Cuando se abren unas tuberías, el agua pasa con gran velocidad y fuerza y, dentro de la planta, hace girar una rueda con alabes, llamada turbina, que impulsa un generador. Después, la electricidad llega a hogares y empresas a través de cables eléctricos.
La primera central hidroeléctrica del mundo se construyó en un río de Wisconsín en 1882. La presa producía suficiente electricidad para la maquinaría de dos fábricas de papel y ara iluminar la cercana vivienda del dueño de las fábricas.
El beneficio obvio del proyecto hidroeléctrico es la energía eléctrica, la misma que puede apoyar el desarrollo económico y mejorar la calidad de la vida en el área servida. Los proyectos hidroeléctricos requieren mucha mano de obra y ofrecen oportunidades de empleo. Los caminos y otras infraestructuras pueden dar a los pobladores mayor acceso a los mercados para sus productos, escuelas para sus hijos, cuidado de salud y otros servicios sociales.
Además, la generación de la energía hidroeléctrica proporciona una alternativa para la quema de los combustibles fósiles, o la energía nuclear, que permite satisfacer la demanda de energía sin producir agua caliente, emisiones atmosféricas, ceniza, desechos radioactivos ni emisiones de CO2.