La mayoría de los tractores tienen dos ruedas pequeñas delante y dos grandes detrás, las motrices, accionadas por el motor. Los primeros tractores llevaban ineficientes ruedas de metal pero hacia 1930 se inventaron los neumáticos, que les permitían circular por terrenos blandos y contribuían a repartir el peso del vehículo y evitar que se hundiera.
Algunos tractores no tienen neumáticos, sino unas orugas de goma muy estriadas que ofrecen mejor agarre sobre terreno blando y desigual.