La Isla de Pascua, una isla volcánica en el Pacífico Sur, es un sitio de gran misterio. Más de 600 cabezas enormes de piedra (llamadas moáis), de 2.000 años, cada una tallada de una pieza sólida de roca y con las caras idénticas, de pie sobre toda la isla. Se levantan 3 a 12 metros sobre la superficie y llegan a pesar hasta 70 toneladas cada una. Ninguna de estas cabezas tiene ojos, y ninguno está completa.
El antiguo pueblo que vivía en la isla dejó sus herramientas esparcidas alrededor de las figuras parcialmente terminadas, pero los arqueólogos no tienen explicación de por qué el trabajo se detuvo de pronto y por qué no se continuó. Además, ¿cómo pudieron los habitantes de la isla de hace 2.000 años mover las piedras pesadas de la cantera a unos 16 kiómetros de distancia? ¿Y qué significan las figuras?
Las leyendas de la isla hablan de guerras en 400 d. C. entre los habitantes originales que vinieron desde el Perú y los invasores de otras islas del Mar del Sur. Los nativos, que eran los constructores de las estatuas, fueron llamados los «orejas-largas y los invasores, los «orejas cortas».
Dado que los ganadores fueron los "orejas cortas", después de establecerse en la isla no supieron cómo tallar las estatuas y fueron incapaces de descifrar los secretos encontrados en unas tablillas de madera escritas en una escritura extraña. Los arqueólogos creen que las estatuas fueron obra de los "orejas largas". Pero quiénes eran éstos y cómo llegaron a esta isla a 2.500 millas de distancia de la costa de América del Sur sigue siendo un misterio.