En 1891, el inventor estadounidense Clarence Kemp fabricó el primer calentador solar de agua del mundo. En la actualidad las placas solares, con las que se calienta el agua en muchos hogares, tienen un diseño similar. La luz solar atraviesa el panel y una placa situada debajo recoge el calor. El agua fría circula por los tubos del panel solar y, cuando se ha calentado, se almacena en un depósito dentro del edificio.