Desde la antigüedad, aunque el día se ha dividido en 24 horas, éstas no siempre han tenido 60 minutos, tal como hoy las medimos.
Los antiguos griegos dividieron el día en 12 horas, pero ellos medían un día de la salida a la puesta del sol. Por lo que cuanto más largo era un día (por ejemplo en verano), más larga era cada hora en el mismo.
En Roma, también, no había minutos, por lo que cada hora variaba con la longitud del día. En el día más corto del año, una hora sólo tenía 44½ minutos, mientras que una hora en la noche tenía alrededor de 75 ½ minutos.
En cambio, en el día más largo del año, las mediciones se invertían, y cada hora durante el día duraba 75,5 minutos!