Una llamarada o erupción solar es una gran explosión en la superficie del Sol que libera enormes cantidades de radiación. La radiación emitida por las erupciones solares pueden afectar a la ionosfera de la Tierra e interrumpir las comunicaciones por radio en la Tierra.
Los vientos solares son el flujo constante de partículas cargadas eléctricamente enviadas por el Sol.
Cuando el Sol está tranquilo, estas partículas se mueven hacia la Tierra a una velocidad de 480 kilómetros por segundo. Cuando el Sol tiene una erupción, las partículas de viento solar llegan a la Tierra al doble de su velocidad normal, bloqueando la transmisión de radio, afectar el campo magnético de la Tierra, y volver locas a las brújulas magnéticas.
Como consecuencia del viento solar, el Sol se pierde grandes cantidades de masa cada segundo.