La arena que abunda en el White Sands National Monument en Nuevo México, luce como si se pudieran hacer bolas de nieve con ella.
Es tan blanca y brillante como nieve recién caída. White Sands es el desierto más grande de su tipo en el mundo. Su arena es de grano fino de un mineral llamado yeso, el mismo yeso que se utiliza en la construcción.
El viento que sopla a través de los espacios abiertos del desierto, forma colinas con la arena, llamadas dunas. Debido a que casi no hay vegetación que pueda crecer aquí, no hay nada para mantener la arena en su lugar.
Como resultado, las dunas cambian constantemente de forma. Las dunas "caminan" a través del desierto a un ritmo de 9 a 12 metros al año.
Algunos animales de la zona, como ratones y lagartos, son de color blanco lo que los hace casi invisibles en esta ‘‘nieve’’ de arena.